Suena dulce... pero ¿sabe igual?

25.11.2019

Ariday Azuaje

Un día, hace ya casi dos años estaba ojeando las publicaciones en mi tablón de Facebook y me saltó un vídeo con un comentario bastante desagradable, decía algo así cómo "las mujeres ya no saben como hacer para que las mantengan". El comentario estaba junto con un vídeo de VICE, obviamente, después de haber leído el comentario quería ver qué era lo que enseñaba el vídeo como para que alguien pusiera un comentario tan machista, aunque tampoco es que me sorprendiera.

Se trataba de un video en el que se explicaba lo que eran los 'sugar daddies' y, por ende, las 'suggarbabies' junto con la plataforma que el protagonista del vídeo había creado para que hombres encontraran a chicas que quisieran ofrecerle su compañía a cambio de dinero y regalos. El vídeo mostraba como era la relación entre el hombre (un empresario demasiado ocupado como para conocer a nadie y entablar una relación amorosa blablabla) y una chica bastante joven y (como era de esperar) guapa y delicada; su relación se basaba en ir de compras, comer en restaurantes caros y frecuentar lugares lujosos, además de que el señor le pagaba todos los gastos que la chica le pidiese (universidad, casa, coche). El hombre explicaba que la plataforma era una forma de facilitarle a todos estos hombres 'exitosos' y bañados en billetes las relaciones con chicas de su gusto a cambio de complacerlas monetariamente. Todo bien hasta ahí. Pero lo realmente 'destacable' del corto (y lo que supuse que diferenciaba a estos hombres de simples puteros) es que las chicas solo se tienen que pasar tiempo con ellos, pasear con ellos, cenar, básicamente que la gente los vea juntos y ya si ellas querían y ambos estaban de acuerdo, mantener relaciones sexuales o entablar algún tipo de relación 'amorosa', pero claro, con el pretexto del dinero siempre por delante.

Obviamente, después de ver el vídeo me interesó muchísimo más el tema. Le respondí al machista de turno que su comentario era una mierda y seguí buscando información sobre la página 'Seeking Arrangement'. Todo lo que leía giraba entorno a un mismo argumento, las chicas pasan tiempo con los hombres, ellos le dan dinero o les compran lo que ellas pidan y fin del enunciado.

Hasta aquí todo bien, incluso podrías decir que vaya chollo que te den dinero solo por ir a cenar, pero mi experiencia fue otra.

Primero, señalar el hecho de que, cuando le di vueltas al comentario que vi en mi Facebook y me informé del cometido de la página, me hizo mucha gracia pensar que la gente podía interpretar el concepto de sugar daddy como algo que quiere una mujer para sacarle dinero a un hombre. Como si el tiempo de estás chicas fuera irrelevante, y como si fuéramos algún tipo de aspiradora que absorbe sus carteras y 'ay, pobrecitos ellos'. Pero bueno, lo típico.

Con el tiempo el interés por el tema se fue disipando y simplemente era algo que sabía que existía, me parecía curioso y cuando lo escuchaba me interesaba saber cómo lo habían pasado las chicas que hablaban de ello.

Entonces, fue cuando, de la nada, la compañera de piso de un amigo se puso a hablar de que un hombre le había invitado a cenar a cambio de 300 euros y ella no fue por vergüenza y porque le daba bastante reparo encontrarse con un desconocido en un lugar random y estar a solas con él. Me hizo mucha gracia, por mi mente solo pasó pensar que yo en su lugar hubiera ido y me hubiera llevado los 300 euros sin dudarlo. Así fue como mi amigo me empezó a casi suplicar que me hiciera un a cuenta en una plataforma para contactar con sugar daddies y que me dieran dinero por ir a cenar, todo el rato diciéndome que sería super divertido y bueno, todo lo que te puede llegar a decir un amigo para que hagas algo de lo que seguramente nos de para reírnos un tiempo. Y si sale bien pues seguramente reírnos más.

El caso es que esa misma tarde me creé un usuario en la página web seeking.com. La página web estaba bastante bien hecha y fue muy fácil crearme la cuenta; seleccionas la opción de sugarbaby, inscribes tus datos (yo intenté ser lo menos específica posible), aceptas las condiciones, editas tu perfil y boom, ya eres una sugar baby. Básicamente, se trata de seguir los mismos pasos que darías en cualquier red social de hoy en día. Fácil y directo. El único alternante era que debías poner cuales eran tus preferencias a la hora de entablar alguna relación con un sugar daddy. Yo obviamente puse que si quedaba con alguno de ellos sería simplemente para conocernos y ofrecer mi compañía, que no me interesaba nada más, ni relaciones sexuales ni desarrollar el intercambio más allá de lo monetario.

A la hora de editar el perfil, la página te recomienda subir bastantes fotos, donde se te vea bien y los hombres puedan juzgar tu aspecto a través de ellas. Como quien sube un producto a Wallapop para venderlo. Y bueno, yo puse algunas fotos que ya tenía subidas a mi perfil de Instagram porque no me apetecía poner ahí nada nuevo. Al cabo de más o menos media hora, tenía mi perfil listo y cualquier usuario cercano podía acceder a mi perfil y ver mis fotos si les daba consentimiento (algo que me pareció bastante correcto). Ellos me enviaban mensajes diciéndome que querían hablar conmigo o me pedían ver las fotos y si yo quería aceptaba la petición o no. Pues así, empezaron a pedirme acceso a las fotos, la verdad es que solo se las aceptaba a quienes me hubieran enviado un mensaje y tras yo revisar su perfil me parecieran medio decentes.

Aquí ya cabe destacar que mi interés por el tema sugar daddies fue incrementando de nuevo según me escribían y yo veía los perfiles de los hombres que llegaban a mí. Eran en su mayoría hombres que rondaban los 40 años y con aficiones normales, también salía información sobre a lo que se dedicaban, y lo más impactante, el ingreso anual que tenían. Una barbaridad la mayoría para que engañarnos. A día de hoy no sé si las cifras eran ciertas, pero según la página, los datos que los usuarios daban solían estar verificados. No exagero cuando digo que algunos perfiles rondaban los 10 millones de ingreso anual y no bajaban de los 40 mil. Demasiada pasta. 

Bueno, me empezaron a llegar mensajes a medida que iba entrando diariamente (estuve usando la página alrededor de dos meses), solían ser mensajes normales: Qué tal estás?, Oye me interesa tu perfil, Quieres quedar preciosa??. Típico ligoteo de Instagram. El problema empezó cuándo les respondía y se iban por un camino muy lejano al que yo quería recorrer. Según hablábamos de qué estaba haciendo en la página (como si no fuera evidente) o de mis intereses, ellos me contaban que les interesaría verme en persona, pasar una noche conmigo y cosas por el estilo, a lo que yo les respondía que, como bien decía en mi descripción, no me interesaba intimar, pero insistían. Uno de ellos incluso me invitó a irme con él tres meses a Canarias, todo pagado y 'muchas aventuras'. Miedo. Algunos fueron más directos y me pedían directamente follar a cambio de mucho dinero, el que yo les dijera y yo les bloqueaba de inmediato. El doble de miedo.

Al cabo de un tiempo me acabé cansando de que todo el rato siguiera la misma dinámica y me trataran como tonta o ni se molestaran en leer mi descripción. Eran empalagosos y muy irreverentes, a veces me escribían después de haberles rechazado y seguían con lo mismo. Ya al mes y un poco, no podía más y ni miraba los mensajes. Ya no era ni divertido cuando revisaba la bandeja de entrada con mis amigas. Así que decidí cerrar mi cuenta y no recibir nada más.

Tal vez no puedo contar cómo me sentí en un cuerpo a cuerpo con un sugardaddy, si me hizo estar incómoda o se propasó conmigo. Pero sí puedo afirmar que todo lo que había visto en vídeos y algún que otro blog no era lo que me encontré en la plataforma. Ningún hombre quería mi compañía solamente, todos acabaron pidiéndome o insinuando mantener relaciones sexuales conmigo y para nada es lo que prometía la página ni los reportajes que salían en los medios. Querían follar y al parecer Seeking Arrangement les facilitaba que fuese con chicas jóvenes y a través de una página sencilla modo Instagram, tú si, tú no.

Respeto que haya mujeres que quieran ofrecer su tiempo a cambio de dinero, porque me parece tan válido como cumplir un horario laboral en el que empleas tu tiempo cumpliendo la función que sea para obtener una remuneración a fin de mes. Y al fin y al cabo yo decidí lo que quería aceptar de esos hombres y lo que no. Lo que no me parece justo es que se interprete como que estas personas mantengan a sus acompañantes o simplemente quieran obtener de ellas una satisfacción sexual aprovechando la creación del término sugarbaby. No son prostitutas. Y sobre todo que a quienes se acuse primero sea a nosotras cuando se ha creado una plataforma, por hombres y para hombres en la que acuden y la emplean como quien a comprar al super. Hombres muy ocupados con su éxito como para conocer a alguien. Pero que sin embargo te van a hablar repetidas veces para verte y acostarse contigo.

Mi experiencia fue fugaz y muy superficial, no llegue a saborear mucho el mundo de las sugar babies pero tampoco me gustaría profundizar mucho más, ya me entendéis.

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